Leyendo el artículo de marca.com sobre las relaciones paterno-filiales en el mundo del tenis profesional y comparándo (salvas sean las distancias por supuesto) con algunas actitudes paternas que se ven y se escuchan por esos campos de Dios es inevitable nos veamos asaltados por multitud de preguntas e incognitas, como:
Tienen los padres una actitud correcta con los pequeños futbolistas. Les exigimos demasiado. Les mimamos demasiado. Les dejamos hacer lo que quieren. Nos preocupamos lo suficiente por donde y con quién los dejamos. Queremos ver nuestros sueños encarnados en ellos. El objetivo último es que sean "ellos" felices por sí mismos o les imponemos "nuestra" felicidad. Somos un buen ejemplo para ellos. Primamos y valoramos la relación estudios-deporte.
Que pena que nos lean tan poca gente y nadie comparta ni una pequeña opinión anónima :-)
Padre no hay más que uno... aunque a veces más valdría no tenerlo
DAVID MENAYO. Madrid 03/02/09.
DAVID MENAYO. Madrid 03/02/09.
La vuelta a la primera plana de Jelena Dokic ha vuelto a suscitar los ecos de un tema que siempre ha estado vivo en el circuito femenino: las polémicas relaciones padre-tenista. Ejemplos como el de la australiana, las hermanas Williams, Sharapova, Rezai, Henin, Lucic, Graf, Capriati, Pierce, Navratilova pequeños botones de muestra.
"No estoy en contacto con él. Sería un milagro que hubiese cambiado. Acabé con él para siempre"
Jelena Dokic nació en los Balcanes, pero se siente australiana. Llegó al mundo del tenis de la mano de su padre Damir Dokic, a quien siempre ha tenido presente. El progenitor siempre fue incapaz de asumir un papel discreto en la carrera de su hija. En el 2001, denunció un amaño en el sorteo del Open de Australia en perjuicio de su hija, que cayó derrotada ante Lindsay Davenport en primera ronda. Poco después, amenazó con secuestrar a su hija, matar a un australiano o dejar caer una bomba nuclear sobre la ciudad de Sydney. Primero lo marginaron del circuito, prohibiéndole el acceso a los torneos, y después fue la misma Jelena la que, cansada de sufrir años de malos tratos y humillaciones, le dio de lado. La más perjudicada en esta historia fue Jelena, que cayó en una profunda depresión que la llevó a colgar la raqueta. Con 25 años, 'JD' está de vuelta, con nuevo novio, nuevas metas -quiere retomar las relaciones perdidas con su madre y hermano- y una máxima: no volver a ver a su padre ni en pintura. "No estoy en contacto con él. Sería un milagro que hubiese cambiado. Acabé con él para siempre", sentenció.
El padre más polémico del circuito es sin duda Richard Williams, progenitor de Venus y Serena. Acusado de arreglar los duelos entre ambas, su presencia en las gradas nunca pasa por desapercibida. El lenguado y prepotente Williams llegó a declarar públicamente que trajo a sus hijas al mundo para que fueran número uno. La idea surgió al ver por televisión a una tenista ganó un suculento cheque de 30.000 euros por ganar un torneo. A Richard le brotó la ambición y, tal como lo planificó, sus hijas se convirtieron en máquinas de hacer dinero que lo han hecho rico. Se lleva el 50% de todos sus contratos y maneja sus fortunas. Sus salidas de tono en los medios salpicaron a míticos de este mundo como John McEnroe o Martina Navratilova.
María Sharapova es otro caso en el que coincide que su padre es también su entrenador. Desde que la siberiana era pequeña, Yuri Sharapov, con una actitud arrogante, presentaba a María como la futura estrella del tenis mundial y exigía un trato especial hacia ella. Dejó a su mujer en Rusia y gastó todos sus ahorros en inscribir a su hija en la prestigiosa academia estadounidense de Nick Bollettieri. Yuri vive por y para su hija, aunque a veces le haga flacos favores a la hora de intentar ayudarla. Tildado en el circuito como polémico, Yuri ha sido acusado en varias ocasiones de insultar en ruso a algunas compatriotas durante sus partidos; en otra ocasión, en un choque que medía a su hija con Henin, hizo un gesto de degüello que no se aclaró a qué se refería. Yuri, que suma tantos enemigos como su hija títulos, ha señalado en alguna ocasión que "la gente piensa que soy un monstruo, que estoy detrás de ella presionando y pensando sólo en el dinero, pero la verdad es que ignoro cómo van sus finanzas".
"Lo peor era cuando perdía un partido, incluso aunque fuera contra una rival mejor que yo"
El caso de Mirjana Lucic también es espeluznante. Su padre, Marinko Lucic, ex atleta olímpico en la prueba de decatlón, la aterrorizó física y mentalmente durante diez años hasta que la tenista croata huyó de él y se marchó a Estados Unidos, donde reconstruyó su vida junto a su madre y hermanos. Lucic llegó a denunciar a públicamente que su progenitor le asestaba palizas después de perder partidos o hacer malos entrenamientos. "A veces, era por un juego o set perdidos, o simplemente por un mal entrenamiento, pero lo peor era cuando perdía un partido, incluso aunque fuera contra una rival mejor que yo", indicó.
Aravane Rezai es una de las joyas que despunta ahora en el tenis francés. Su padre, Arsalan Rezai, inmigrante iraní, ejerce de mentor y entrenador, parcela en la que destaca de manera particular. "En muchas ocasiones me ha hecho llorar en los entrenamientos y me ha obligado a trabajar en unas condiciones lamentables, mientras nevaba o bajo la lluvia", declaró la propia tenista. Pero no sólo por sus rudos métodos destaca. En el circuito son conocidas las discusiones de Arsalan con los padres de otras tenistas, que en alguna ocasión, como ya ha ocurrido con tenistas como Elena Vesnina y Anne Chakvetadze, han acabado en agresión.
Steffi Graf fue iniciada en el tenis por su padre, Peter Graf, cuando sólo tenía cuatro años. Desde que empezó a despuntar, le llevó todos sus asuntos para que ella se centrara en la pista. Peter tuvo a su hija como una 'máquina de hacer dinero' y a su caracter arrogante y colérico consumido por el alcohol y los antidepresivos, se unían los turbios chanchullos con empresarios mafiosos y los escarceos extraconyugales con starletts porno. En 1995, fue detenido por el 'fisco' alemán acusado de estafarles 21 millones de euros y permaneció en prisión durante un año y tres meses. Después de aquello, rompieron relaciones y el 'clan Graf' dejó de ser tal.
La vida de Justine Henin nunca fue fácil. La belga tuvo que decidirse cuando era pequeña entre el tenis y el fútbol. Su padre, Jose Henin, hizo que Justine se declinase por el mundo de la raqueta. La llevó de un lado a otro, sometiéndola a un yugo del que no podía escapar. Hubo rumores incluso de un posible incesto que nunca se llegó a probar. En el 2000, la ex número uno del mundo rompió relaciones con su progenitor aconsejada por su entonces marido, Pierre-Yves Hardenne, y entrenador, Carlos Rodríguez. Justine se distanció poco a poco de su familia y tras su retiro quiso acercar posturas.
Jennifer Capriati vivió la cara y la cruz del tenis, disfrutando del éxito y embadurnándose en el fracaso. En su caso, Stefano Capriati, su padre, terminó admitiendo su culpabilidad. Jennifer dio el paso a la profesionalidad a la temprana edad de 14 años, sometida por parte de su padre a un régimen espartano en el que se le prohibían las amistades, las fiestas, el ocio... la vida de la joven Capriati se limitaba al tenis. Llegó a lo más alto, pero terminó hundiéndose al no poder soportar más aquella situación. Se dio a las drogas, se juntó con malas compañías, sus padres se separaron, fue arrestada por robo y tenencia de 'crack' y heroína e incluso llegó a pensar en suicidarse. Fue ingresada en una clínica de desintoxicación, rompió lazos con su padre y volvió a las pistas, ganando el Open de Australia, Roland Garros y llegando al número uno. Pero la vida de Jennifer nunca podrá ser tildada de normal.
La 'regla Jim Pierce' prohibe la conducta abusiva por parte de jugadores, entrenadores o familiares.
Mary Pierce fue iniciada en el tenis a los diez años por su padre, Jim Pierce. La francesa, de origen canadiense, pronto destacó en el circuito, por su excelente tenis y por el grotesco comportamiento de su progenitor y entrenador. Sonados fueron los abusos físicos y verbales sobre Mary por parte de un padre que nunca tuvo una conducta ejemplar. Tras un incidente en el que se Jim agredió a un espectador en Roland Garros, la WTA le expulsó del circuito durante cinco años y creó una nueva regla conocida como la 'regla Jim Pierce', que prohibe la conducta abusiva por parte de jugadores, entrenadores o familiares. Todo ello llevó a Mary a romper relaciones con su padre, al que llegó a denunciar y contrató seguridad privada para que le defendiera de su acoso. Con el paso de los años, las relaciones padre-hija tuvieron un pequeño acercamiento, pero sin dinero de ganancias por medio, nada volvió a ser lo mismo.
Martina Navratilova tuvo la mala suerte de que su padre se suicidara cuando era muy pequeña, por lo que fue criada por su madre y su padrastro, Miroslav Navratil -del que heredó el apellido-, ambos entrenadores de tenis a sueldo del gobierno checoslovaco. La polémica en este caso no viene del mundo de la raqueta, sino de la vida misma. Cuando la tenista adquirió la doble nacionalidad estadounidense, confesó su homosexualidad, Miroslav dijo que preferiría que su hija se acostase cada noche con un hombre diferente con tal de que no fuera lesbiana.
"No estoy en contacto con él. Sería un milagro que hubiese cambiado. Acabé con él para siempre"
Jelena Dokic nació en los Balcanes, pero se siente australiana. Llegó al mundo del tenis de la mano de su padre Damir Dokic, a quien siempre ha tenido presente. El progenitor siempre fue incapaz de asumir un papel discreto en la carrera de su hija. En el 2001, denunció un amaño en el sorteo del Open de Australia en perjuicio de su hija, que cayó derrotada ante Lindsay Davenport en primera ronda. Poco después, amenazó con secuestrar a su hija, matar a un australiano o dejar caer una bomba nuclear sobre la ciudad de Sydney. Primero lo marginaron del circuito, prohibiéndole el acceso a los torneos, y después fue la misma Jelena la que, cansada de sufrir años de malos tratos y humillaciones, le dio de lado. La más perjudicada en esta historia fue Jelena, que cayó en una profunda depresión que la llevó a colgar la raqueta. Con 25 años, 'JD' está de vuelta, con nuevo novio, nuevas metas -quiere retomar las relaciones perdidas con su madre y hermano- y una máxima: no volver a ver a su padre ni en pintura. "No estoy en contacto con él. Sería un milagro que hubiese cambiado. Acabé con él para siempre", sentenció.
El padre más polémico del circuito es sin duda Richard Williams, progenitor de Venus y Serena. Acusado de arreglar los duelos entre ambas, su presencia en las gradas nunca pasa por desapercibida. El lenguado y prepotente Williams llegó a declarar públicamente que trajo a sus hijas al mundo para que fueran número uno. La idea surgió al ver por televisión a una tenista ganó un suculento cheque de 30.000 euros por ganar un torneo. A Richard le brotó la ambición y, tal como lo planificó, sus hijas se convirtieron en máquinas de hacer dinero que lo han hecho rico. Se lleva el 50% de todos sus contratos y maneja sus fortunas. Sus salidas de tono en los medios salpicaron a míticos de este mundo como John McEnroe o Martina Navratilova.
María Sharapova es otro caso en el que coincide que su padre es también su entrenador. Desde que la siberiana era pequeña, Yuri Sharapov, con una actitud arrogante, presentaba a María como la futura estrella del tenis mundial y exigía un trato especial hacia ella. Dejó a su mujer en Rusia y gastó todos sus ahorros en inscribir a su hija en la prestigiosa academia estadounidense de Nick Bollettieri. Yuri vive por y para su hija, aunque a veces le haga flacos favores a la hora de intentar ayudarla. Tildado en el circuito como polémico, Yuri ha sido acusado en varias ocasiones de insultar en ruso a algunas compatriotas durante sus partidos; en otra ocasión, en un choque que medía a su hija con Henin, hizo un gesto de degüello que no se aclaró a qué se refería. Yuri, que suma tantos enemigos como su hija títulos, ha señalado en alguna ocasión que "la gente piensa que soy un monstruo, que estoy detrás de ella presionando y pensando sólo en el dinero, pero la verdad es que ignoro cómo van sus finanzas".
"Lo peor era cuando perdía un partido, incluso aunque fuera contra una rival mejor que yo"
El caso de Mirjana Lucic también es espeluznante. Su padre, Marinko Lucic, ex atleta olímpico en la prueba de decatlón, la aterrorizó física y mentalmente durante diez años hasta que la tenista croata huyó de él y se marchó a Estados Unidos, donde reconstruyó su vida junto a su madre y hermanos. Lucic llegó a denunciar a públicamente que su progenitor le asestaba palizas después de perder partidos o hacer malos entrenamientos. "A veces, era por un juego o set perdidos, o simplemente por un mal entrenamiento, pero lo peor era cuando perdía un partido, incluso aunque fuera contra una rival mejor que yo", indicó.
Aravane Rezai es una de las joyas que despunta ahora en el tenis francés. Su padre, Arsalan Rezai, inmigrante iraní, ejerce de mentor y entrenador, parcela en la que destaca de manera particular. "En muchas ocasiones me ha hecho llorar en los entrenamientos y me ha obligado a trabajar en unas condiciones lamentables, mientras nevaba o bajo la lluvia", declaró la propia tenista. Pero no sólo por sus rudos métodos destaca. En el circuito son conocidas las discusiones de Arsalan con los padres de otras tenistas, que en alguna ocasión, como ya ha ocurrido con tenistas como Elena Vesnina y Anne Chakvetadze, han acabado en agresión.
Steffi Graf fue iniciada en el tenis por su padre, Peter Graf, cuando sólo tenía cuatro años. Desde que empezó a despuntar, le llevó todos sus asuntos para que ella se centrara en la pista. Peter tuvo a su hija como una 'máquina de hacer dinero' y a su caracter arrogante y colérico consumido por el alcohol y los antidepresivos, se unían los turbios chanchullos con empresarios mafiosos y los escarceos extraconyugales con starletts porno. En 1995, fue detenido por el 'fisco' alemán acusado de estafarles 21 millones de euros y permaneció en prisión durante un año y tres meses. Después de aquello, rompieron relaciones y el 'clan Graf' dejó de ser tal.
La vida de Justine Henin nunca fue fácil. La belga tuvo que decidirse cuando era pequeña entre el tenis y el fútbol. Su padre, Jose Henin, hizo que Justine se declinase por el mundo de la raqueta. La llevó de un lado a otro, sometiéndola a un yugo del que no podía escapar. Hubo rumores incluso de un posible incesto que nunca se llegó a probar. En el 2000, la ex número uno del mundo rompió relaciones con su progenitor aconsejada por su entonces marido, Pierre-Yves Hardenne, y entrenador, Carlos Rodríguez. Justine se distanció poco a poco de su familia y tras su retiro quiso acercar posturas.
Jennifer Capriati vivió la cara y la cruz del tenis, disfrutando del éxito y embadurnándose en el fracaso. En su caso, Stefano Capriati, su padre, terminó admitiendo su culpabilidad. Jennifer dio el paso a la profesionalidad a la temprana edad de 14 años, sometida por parte de su padre a un régimen espartano en el que se le prohibían las amistades, las fiestas, el ocio... la vida de la joven Capriati se limitaba al tenis. Llegó a lo más alto, pero terminó hundiéndose al no poder soportar más aquella situación. Se dio a las drogas, se juntó con malas compañías, sus padres se separaron, fue arrestada por robo y tenencia de 'crack' y heroína e incluso llegó a pensar en suicidarse. Fue ingresada en una clínica de desintoxicación, rompió lazos con su padre y volvió a las pistas, ganando el Open de Australia, Roland Garros y llegando al número uno. Pero la vida de Jennifer nunca podrá ser tildada de normal.
La 'regla Jim Pierce' prohibe la conducta abusiva por parte de jugadores, entrenadores o familiares.
Mary Pierce fue iniciada en el tenis a los diez años por su padre, Jim Pierce. La francesa, de origen canadiense, pronto destacó en el circuito, por su excelente tenis y por el grotesco comportamiento de su progenitor y entrenador. Sonados fueron los abusos físicos y verbales sobre Mary por parte de un padre que nunca tuvo una conducta ejemplar. Tras un incidente en el que se Jim agredió a un espectador en Roland Garros, la WTA le expulsó del circuito durante cinco años y creó una nueva regla conocida como la 'regla Jim Pierce', que prohibe la conducta abusiva por parte de jugadores, entrenadores o familiares. Todo ello llevó a Mary a romper relaciones con su padre, al que llegó a denunciar y contrató seguridad privada para que le defendiera de su acoso. Con el paso de los años, las relaciones padre-hija tuvieron un pequeño acercamiento, pero sin dinero de ganancias por medio, nada volvió a ser lo mismo.
Martina Navratilova tuvo la mala suerte de que su padre se suicidara cuando era muy pequeña, por lo que fue criada por su madre y su padrastro, Miroslav Navratil -del que heredó el apellido-, ambos entrenadores de tenis a sueldo del gobierno checoslovaco. La polémica en este caso no viene del mundo de la raqueta, sino de la vida misma. Cuando la tenista adquirió la doble nacionalidad estadounidense, confesó su homosexualidad, Miroslav dijo que preferiría que su hija se acostase cada noche con un hombre diferente con tal de que no fuera lesbiana.
1 comentario:
Lo se Sr. Morales, lo sé, como yo el suyo, aunque no quede constacia escrita, es algo que se presiente.
Ya de paso felicitarle por el título conseguido, aunque sea con retraso.
Al final, esto se queda como un mero "desahoge" personal, tampoco aspiraba a más, las informaciones deberían partir del club, y las fotos y las crónicas, no dejan de ser "mi" visión subjetiva, sin más.
Un abrazo.
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