Y llegaba el cruce de cuartos, algo nuevo para la mayoría de los chavales, de estreno en eso de pasar fase. Sólo ver calentar a los rojiblancos imponía. Y esta vez sí, la lógica fue aplastante. Tal vez por el cansancio acumulado, el esfuerzo realizado ante el Calasancio, los niños no pudieron oponerse en ningún momento a los lucenses. Con un tiro al palo en cada uno de los dos primeros minutos y con llegadas constantes los goles empezaron a caer. Los ourensanos respondian escasa y aisladamente con un precioso disparo raso de Juan que obligó a un paradón del meta lucense y caras de asombro entres sus compañeros. Pero no hubo más. El rodillo funcionó y con 6-1 nos fuimos al descanso. Cambios en los equipos tras el descanso y minutos para los que menos habían jugado en los otros partidos. Este segundo parcial acabó en empate a uno con lo que al final 7-1 y para Ourense pero con una sensación bien distinta a Cangas por poner un ejemplo.
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